Charo Toscano
Consultora de Comunicación

Lecciones de comunicación política de 2021

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Puedo ser tan dura como los hombres”. Son palabras de Angela Merkel pronunciadas en 1991 al inicio de su carrera política. Cuando comenzó en la vida pública, había muy pocas mujeres en esas lides, y a menudo los hombres no la tomaban en serio. Ahora, esta doctora en química cuántica, discreta, trabajadora, nada vanidosa y con un pensamiento analítico muy desarrollado, acaba de dejar la política y lo ha hecho por la puerta grande.

El de Merkel es uno de los dos nombres han marcado la política de 2021. El otro es Joe Biden, quien ha venido a imponer sosiego tras la marcha de uno de los líderes más controvertidos de los últimos años, Donald Trump.

Biden es un político considerado “normal”, con todo el significado que esa palabra encierra en unos momentos tan convulsos. Acumula, sin embargo, una extensa trayectoria política con más de medio siglo en cargos públicos. Fue 8 años vicepresidente con Barak Obama y 36 años senador por Delaware. La empatía y la resiliencia demostradas durante las dolorosas tragedias que ha sufrido durante su vida son dos de sus grandes cualidades. No tiene el carisma de Barak Obama y Bill Clinton, pero los ciudadanos entendieron que esta persona de actitud humilde y modesta, con gran confianza en sí mismo, es lo que necesitaba Estados Unidos en un momento de caos político y sanitario.

El año comenzó dando la bienvenida a Biden y se despide con la marcha de Merkel. La canciller ha sido una pieza clave durante la pandemia del Covid-19. En todo momento se pronunció con autoridad, transmitiendo tranquilidad, rigor científico y conocimiento. Ha sido un ejemplo de gestión y de buena comunicación.

Porque la pandemia ha puesto a prueba la comunicación de los líderes políticos. Y algunos han superado con nota la prueba, como la primera ministra de Nueva ZelandaJacinda Ardern, quien debiera servir de inspiración por su forma de comunicar fresca, disruptiva y alejada de la vieja política. Incluso antes de la aparición del virus, ya se había desatado lo que se conoce como “Jacindomanía”, o lo que es lo mismo, una forma amable de hacer las cosas.

En las antípodas de esta comunicación moderna, abierta y sin complejos se sitúa el ambiente altamente polarizado que vivimos en España y que alcanzó su máximo apogeo en las elecciones madrileñas de la pasada primavera. La moderación se echó a un lado para dejar paso a la figura del líder agitador, con discursos ramplones y carentes de argumentación con el único fin de despertar emociones.

La votación madrileña nos dejó cinco lecciones de comunicación política.

1. Fueron unas elecciones de líderes más que de marcas políticas, y ganó la candidata electoralmente más fuerte.2. El fracaso de la llamada nueva política ha alumbrado un nuevo bipartidismo tras la desaparición de Ciudadanos de la Asamblea de Madrid, la marcha de Pablo Iglesias y el estancamiento de Vox. 3. Las malas campañas electorales se terminan pagando y la errática campaña diseñada por Moncloa terminó de hundir las opciones socialistas. 4. La razón se quedó al margen, emergiendo un debate centrado en cuestiones emocionales e identitarias como el nuevo estilo de vida a la madrileña. 5. La bronca y el enfado de políticos y medios de comunicación no cambia el sentido del voto, sólo crispa.

La misma noche de las elecciones madrileñas, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, dejaba la política. Días más tarde apareció en unas fotos sin su coleta, expresando así el pase a una nueva vida. Algo tan cotidiano como cortarse el pelo acabó con una de las señas de identidad del personaje y de todo un movimiento.

Iglesias volvió a la Universidad y a los micrófonos. Este año hemos visto cómo algunos políticos se han refugiado en las tertulias de los medios de comunicación. Además de Iglesias, Carmen CalvoJosé Manuel García-MargalloSusana Díaz y Esperanza Aguirre son las nuevas estrellas de programas de infoentretenimiento. Puede tratarse de las nuevas puertas giratorias, de una etapa de transición en la que hacer más fácil y llevadera su nueva vida o incluso de permanecer en el foco por lo que pudiera pasar en el futuro.

La presencia de políticos en los medios resulta muy atractiva para las empresas de comunicación porque vivimos una realidad: la política ya no emociona al electorado, no interesa. Es necesario hacerla más atractiva. Los líderes se ven obligados a hacer campaña sin hablar de política y cada vez se impone más el uso de la tecnopolítica, es decir, el uso de la tecnología al servicio de la política y de la democracia.

La tecnología móvil impone un nuevo modelo de comunicación y de relación con los ciudadanos. La política entra directamente en nuestros teléfonos móviles a través de mensajes visuales, imágenes, vídeos cortos y memes. Y permite también el aprovechamiento de los datos. La minería de datos ayuda a conocer las emociones de los electores y permite la segmentación de los mensajes.

Ficción política

Concluye el año y la revista de la Asociación de Comunicación Política (ACOP) nos trae lo que ya se ha convertido en un clásico. El politólogo Ignacio Martín Granados realiza una selección “totalmente subjetiva” de las mejores series, películas y documentales de contenido político del año.

Martín Granados señala que 2021 ha sido uno de los más “flojos” del último lustro, no sólo porque la producción ha bajado notablemente a consecuencia del Covid-19, sino porque hace ya tiempo que ninguna serie o película de temática se pone de moda entre el gran público, como ocurrió recientemente con Baron Noir o Years&Years.

De los 41 productos audiovisuales del año 2021, Martín Granado ha seleccionado 2 series, 5 películas y 3 documentales. Las series seleccionadas son El Reino vacío (Argentina) y Venga Juan (España). En cuanto a las películas encontramos Madam Chief Minister (India), Oslo (Estados Unidos), Presidents (Francia), Promesas (Francia) y True Calling (Reino Unido). Y en documentales, Cómo se convirtieron en tiranos (Estados Unidos), Obama, por una América Mejor (Estados Unidos) y The caviar connection (Francia).

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