Charo Toscano
Consultora de Comunicación

Ocho tendencias en comunicación política en 2022

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El mundo de la comunicación está regido por el consumo de una cantidad ingente de información que caduca en cuestión de horas. De hecho, hemos pasado este año una media diaria de 6 horas y 54 minutos en internet. En esa vorágine, la comunicación política se vale del marketing y de la inteligencia artificial para captar nuestra atención mediante llamativos titulares que en muchos casos juegan con nuestros sentimientos y nuestros miedos.

La polarización creciente, sin embargo, está creando hartazgo en la sociedad, y no son pocas las voces que piden una comunicación política que tenga como principio la verdad y que cree certidumbres. En opinión del consultor Xavier Domínguez, “se llevará el gato al agua quien dé certezas, el que hable de las cosas como son, sin tabúes ni miedos a utilizar las palabras que son necesarias. Hay que perder el miedo a decir la verdad”.

Conectar con los públicos. Ésa es la obsesión de los equipos políticos, cada vez más poliédricos para leer las tendencias y encontrar aquellas narrativas que enganchen con los electores. Los expertos nos señalan algunas pistas para seguir en este 2022 y que resumimos en 8 tendencias que marcarán la comunicación política del nuevo año.

1. Credibilidad: surgirán nuevos canales y herramientas de comunicación para conectar con la audiencia, y algunos de los que ahora existen dejarán de ser útiles. Se trata, en cualquier caso, de instrumentos. Lo esencialmente importante es comunicar con coherencia y de forma creíble. Los públicos confiarán cada vez más en las marcas políticas y personales que sean coherentes con sus mensajes. En esta sociedad polarizada, la credibilidad es un valor y, si algo nos ha enseñado la pandemia, es a apreciar la autenticidad de aquellos que transmiten confianza.

2. Segmentación: la tecnología hoy permite hacer agrupaciones de personas según la huella digital u otros criterios de segmentación de tipo político, ideológico, demográfico o de intereses. Los partidos políticos han tardado en microsegmentar a sus públicos, pero esta tendencia ya habitual en el mundo anglosajón parece imponerse definitivamente en nuestro país.

Ahora se puede impactar en grupos específicos y medir los resultados obtenidos en cada acción, logrando así conocer el rendimiento de cada campaña. Todo ello es posible gracias al abanico de posibilidades que ofrece el mundo digital, y a las nuevas herramientas que surgen cada año para adoptar las mejores decisiones en función de los datos disponibles. Hoy medir el grado de engagement o compromiso es fundamental en cualquier tipo de estrategia de comunicación política.

3. Nuevas plataformas sociales: el grado de conocimiento que antes se conseguía a través de los medios de comunicación ya es historia. A través de la televisión y la radio se llegaba a los grandes públicos. Ahora la popularidad, sin embargo, es parcial y efímera. A un famoso -políticos incluidos- ahora lo conocen menos personas, durante menos tiempo y siempre que aquello que transmita tenga algún valor.

Hoy los políticos pueden comunicar y transmitir sus mensajes a determinadas comunidades reunidas en torno a las plataformas sociales. Pero para que su mensaje circule por estas redes, es necesario que lo que se transmita tenga valor y se utilicen formatos atractivos, ya sean videosmemes, audios, stories o tiktoks. De hecho, ya algunos políticos han dado el salto a nuevas plataformas –Twitch y Tiktok– ofreciendo una manera más creativa de comunicar. En ese sentido, los videos en formato corto ofrecen una manera más rápida y fácil de consumir información y crean la sensación de conexión directa con la persona.

4. Transmisión en directo: las retransmisiones en vivo siguen teniendo mucho impacto en la comunicación política, solo que ahora esos directos se realizan a través de las plataformas sociales. Una conexión en directo es insustituible porque crea una conexión entre la marca y su audiencia. La implementación de las retransmisiones en vivo en las estrategias de comunicación continuará en el futuro, cuidándose cada vez más el contenido, el tiempo y el espacio.

5. Auge de lo local: el alcalde de Vigo, Abel Caballero, cree que la política local es “la nueva política” y “política de la modernidad”, porque es la que mejor se ha adaptado a los cambios que la crisis ha traído consigo en los últimos años y la que ha mostrado mayor madurez en sus nuevas formas de entender la política. En esa línea, los líderes capaces de escuchar y analizar las señales de su entorno estarán en disposición de brindar confianza y certidumbres, tan necesarias en momentos como los actuales.

6. Newsletter: la sobreabundancia de información y de desinformación ha propiciado el auge de las newsletters entre las organizaciones de todo tipo. El humilde boletín informativo de toda la vida, ahora en formato digital, se consolida como una oportunidad para aportar valor y filtrar contenidos.

7. Podcast y audios: la voz y el audio son sin duda tendencia en 2022. Tras la irrupción de las salas de conversación por voz de la red social ClubHouse, el resto de las plataformas están implementando nuevas funcionalidades en la misma línea. Y que es que el audio transmite cercanía y permite la movilidad, por lo que empieza a tenerse en cuenta como una interesante herramienta para aportar confianza. El podcast, por su parte, sigue imparable. Actualmente existe 330 millones de usuarios de podcast en todo el mundo, lo que representa el 16,5% de los usuarios de internet, y según el informe Global Podcast Listener Forecast 2021-2025, se estima que en 2022 el número de oyentes aumente un 11%.

8. Educación mediática: la prestigiosa consultora Gardner predijo que en 2022 la mitad de las noticias serían falsas. Cierto o no, la falsedad es hoy una constante en el mundo digital y en ciertos medios de comunicación. Al calor de las fake news han nacido una nueva industria, la de las agencias de verificación. En paralelo, poner cortafuegos a la propagación de la falsedad es una tarea de todos, y la educación mediática para aprender a descubrir la mentira y a sensibilizarnos contra este problema debiera ser una constante en las sociedades democráticas.

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