Charo Toscano
Consultora de Comunicación

Infodemia: cómo abordar el desafío de la desinformación

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Sólo de nosotros depende protegernos de las noticias falsas.

Sumido en la vorágine informativa del siglo XXI, el término infodemia emerge como una amenaza inesperada. Esta sobreabundancia de información, plagada de rumores y noticias falsas, se ha convertido en una auténtica epidemia en las redes sociales, desafiando la eficacia de la comunicación institucional. Para alcaldes, asesores y profesionales de la comunicación política, enfrentar la infodemia es un reto. Sin embargo, la solución está al alcance. En este artículo, exploraremos estrategias concretas para gestionar la información y ofrecer certezas en tiempos de incertidumbre.

¿Qué es la infodemia?

Por infodemia se conoce una sobreabundacia de información donde predominan la rumorología y las noticias falsas, y que se comporta como una enfermedad.

Las fakes news no son un fenómeno reciente. El rumor, el bulo y la desinformación existen desde que el hombre tiene uso de la palabra. La novedad es su velocidad de propagación y el alcance que puede tener una simple noticia falsa. La crisis del coronavirus nos ha traído la primera epidemia de la redes, la infodemia, una patología que nos infecta de noticias falsas, contradictorias y disparatadas justo en el momento que más información veraz necesitamos para luchar contra la enfermedad.

Los investigadores han comprobado que las principales noticias falsas sobre el coronavirus tienen que ver con teorías sobre el origen del virus, la eficacia de los test de detección y los remedios para combatir la enfermedad. Las más peligrosas son aquellas que se refieren a falsas formas de cura y a métodos de prevención.

Ejemplos de fake news

Bil Gate creó el COVID-19 en laboratorio por dinero, es coronavirus es un arma biológica creada por Estados Unidos, o mejor aún, es una guerra entre potencias mundiales como EEUU con Rusia para poder acabar con China. Cualquier cosa que imaginemos podría estar circulando. La imaginación no tiene límites para las fake news, y menos si se mezclan ingredientes como las muertes, la amenaza sobre el planeta o el peligro chino. Cualquier cosa que genere miedo o recelo es susceptible de ser una fake news y de ser compartida. La incertidumbre y las ganas de querer ayudar a nuestros seres queridos nos impulsan a difundir la información sin contrastar, ocasionando justo el efecto contrario al deseado.

Algunos de los bulos más peligrosos son aquellos sobre los remedios para combatir la enfermedad. Youtube acaba de retirar el video de un médico argentino que afirmaba que hacer vahos puede curar el coronavirus cuando en realidad este medio casero sólo puede originar la quema de las vías respiratorias. Antes de que fuera eliminado, había alcanzado 17 millones de visualizaciones.

Algunas fakes news pretender estafar

Otra amenaza es el aumento de la ciberdelincuencia en torno a las fakes sobre el coronavirus. La Guardia Civil acaba de bloquear una página web, www.donacionescoronavirus.es, que solicitaba transferencias hasta de 1.000 euros para la lucha contra la enfermedad.

Hoy necesitamos que la información sea cierta tanto como poder bajar al súper a proveernos de alimentos. Y justo cuando más demandamos certidumbres para tratar de imponer cierta calma en nuestros estados de ánimo y para garantizar la seguridad propia y la de quienes nos rodean, nos vemos desbordados por un mar de basura informativa que intoxica nuestro conocimiento y nuestras creencias.

Según la definición de la Organización Mundial de la Salud, la infodemia es justamente eso, una sobreabundancia de información, a veces precisa y a veces no, que hace difícil que la gente halle fuentes fiables y seguras cuando la necesitan.

Globalización de la mentira

El nuevo coronavirus que ha puesto patas arriba al mundo entero surgió en la ciudad china de Wuham. El virus que se propaga por las redes sociales, sin embargo, no tiene origen ni procedencia definidas, no conoce fronteras y no se puede luchar contra él con medidas de aislamiento social. Nos encontramos ante la globalización de la mentira. Son muchas las organizaciones que están trabajando para poner cortafuegos a su propagación, aunque de momento tampoco se ha descubierto la vacuna capaz de controlar la epidemia.  

La Organización Mundial de la Salud y Google están colaborando para que las primeras informaciones que aparezcan en buscadores sean fuentes fiables; diferentes aplicaciones como WhatsApp, Facebook, Twitter e Instagram están actualizando sus servicios para poder identificar bulos, y casi desde el inicio de la crisis se creó International Fact-Checking Network, una red que reúne a más de 100 investigadores y periodistas de 45 países dedicada a analizar la información que circula sobre la enfermedad y que ha detectado ya más de 1.500 noticias falsas sobre el virus y las teorías de conspiración acerca de él.

 Esta organización ha localizado en España hasta 200 noticias falsas, 80 de las cuales se están difundiendo a través de las cadenas de whatsapp. Algunas de las más compartidas son que el té caliente con limón y bicarbonato elimina el coronavirus del cuerpo, contener la respiración durante dos minutos es suficiente para saber si se está infectado, helicópteros militares están desinfectando las ciudades por la noche, o Cuba ya ha encontrado una vacuna.

Freno a la desinformación

Las autoridades de todo el mundo, alertadas por la gravedad de este virus virtual, están adoptando medidas para frenar la diseminación de las fake news. En ello está trabajando la East Stratcom Task Force, un equipo que fue creado por el Consejo Europeo para crear una narración positiva sobre las políticas europeas. Este equipo ha detectado una enorme cantidad de mensajes procedentes de servidores rusos con informaciones contradictorias sobre el CIVID-19 relativas a teorías conspiranoicas y supuestas relevaciones que tienen por objetivo atemorizar a la opinión pública europea.

Quién está detrás de las noticias falsas

Para que existan las noticias falsas, alguien tiene que idearlas, crearlas, publicarlas y difundirlas. Siempre hay detrás una intencionalidad, de la clase o el tamaño que sea.

  • Cibergamberradas

Existen bromistas digitales que, a propósito del coronavirus, difunden determinadas informaciones que pueden afectar a la comunidad educativa o a cualquier otro sector de la población. El objetivo es la diversión sin pensar ni importar en las consecuencias negativas de este comportamiento

  • Beneficios económicos

Un análisis realizado por News Guard revela que al menos 142 páginas webs están publicando información falsa y potencialmente peligrosa en Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Francia. Estas publicaciones están generando un elevado tráfico y un mayor número de interacciones en las redes sociales que la información verdadera, lo que las convierte en un potencial para la venta de anuncios. En general, los bulos son ideales para aquellas marcan centradas en la publicidad online.

  • Intereses ideológicos

Guerra biológica entre potencias, un experimento de laboratorio o una gran estratégica de publicidad son algunas de las teorías de los grupos negacionistas que desde el primer momento han intentado desacreditar a la comunidad científica con informaciones que han corrido como la pólvora por las redes sociales. Precisamente, los profesionales de International Fact-Checking Network ya han  podido detectar que, detrás de muchas de las fake news sobre el COVID-19, podría encontrarse el movimiento antivacunas o determinadas corrientes políticas.

¿Por qué proliferan las noticias falsas en medio de la pandemia?

Las ganas de consumir y compartir información en nuestros grupos de pertenencia, lo que también llamamos burbujas digitales, contribuye a la propagación de contenidos sin chequear. A pesar de nuestras buenas intenciones, difundir información que no está suficientemente contrastada puede hacer daño o aumentar el pánico.   

Detener la propagación de este virus sólo depende de nosotros. No hacen falta guantes ni mascarillas. La única profilaxis que funciona es aplicar el espíritu crítico y unas sencillas recetas: no dejarse llevar por un titular llamativo, comprobar las fuentes y las fechas, identificar faltas de ortografías y errores gramaticales, y comprobar si la noticia en cuestión también está publicada en otros medios de comunicación.

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp

Suscríbete al Blog

Más artículos publicados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *