El liderazgo político es algo más que tener carisma

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp

Winston Churchill convenció a los ingleses de que podían ganar la II Guerra Mundial; Lula da Silva dejó la presidencia de Brasil con una aprobación del 86%, y John F. Kennedy ha sido el presidente más admirado y recordado de Estados Unidos. Los tres fueron líderes porque pensaron, actuaron, se comunicaron y ejercieron de manera completamente opuesta a sus opositores Y eso es ser un líder político, una persona diferente.

En política, son malos tiempos para la lírica y para el liderazgo. A diario hablamos de líderes para referirnos a las figuras políticas más destacadas, pero un líder no es sólo un dirigente. Los líderes nacen, se hacen y, con mucha frecuencia, también se deshacen.

En opinión de los expertos, vivimos en una época donde las ideologías están en decadencia y priman los liderazgos. Pero ¿qué es un líder? Un líder no es necesariamente una persona buena. Uno de los seres más detestables para la humanidad, Hitler, ejerció un sólido liderazgo en el lado oscuro, lo mismo que 20 siglos antes hiciera Jesucristo pero en el lado contrario.

En la actualidad, y salvo excepciones como la del papa Francisco, existe un vacío de liderazgos mundiales. Tras la marcha de uno de los grandes líderes contemporáneos, Barak Obama, emerge Donald Trump como una especie de antihéroe que, según el estratega político Angel Becassino, “recoge la bronca, el resentimiento y lo hace todo como no se debe hacer”. Trump representa “el lado oscuro del liderazgo, pero al mismo tiempo también es liderazgo”.

Los aspectos que determinan qué o quién es un líder hay que analizarlos desde diferentes perspectivas. El enfoque personalista considera que líderes son aquellos que han nacido para ello, con aptitudes innatas y cierta predisposición, mientras que desde la perspectiva del enfoque de situación, el ambiente determina la aparición de un líder en un momento concreto.

Ambos enfoques son correctos y complementarios. Un líder nace con unas determinadas capacidades y durante su vida se va enriqueciendo con formación, aprendizajes y experiencias. Pero la personalidad más adecuada no alcanzará el liderazgo si las circunstancias no son propicias, ni tampoco la situación más conveniente permitirá el liderazgo de una persona que no tenga las cualidades necesarias para ello.

En política vemos con mucha frecuencia cómo dirigentes políticos muy capaces no han encontrado el hueco para convertirse en auténticos líderes, mientras que en otras ocasiones, ni la alineación de los planetas ha transformado al político en líder.

Desde este punto de vista, el líder nace y se hace, pero también se deshace. Es decir, una vez conseguido el liderazgo, éste tiene que ser cultivado para que no se pierda. La desconexión del político con su equipo o la pérdida de confianza por parte de los ciudadanos pueden conducir a la destrucción del líder.

Para ser un líder, no basta con creérselo. La persona debe reunir una serie de características, y una de las que más se aprecia es credibilidad, aunque por desgracia hoy cotiza a la baja.

El experto en liderazgo Diego Crescende señala que, además de la credibilidad, reconocemos a los líderes políticos por otros rasgos como la firmeza, una cualidad esencial en tiempos de crisis. También la autoridad, a la que no hay que confundir ni con la firmeza ni con el autoritarismo, la honestidad, la convicción y la empatía. Este último rasgo, según Crescende, es vital en el siglo XXI y, aún siendo la característica más etérea del liderazgo político, es sin duda la más importante en una época donde prima lo audiovisual y la inmediatez.

Promover el cambio

Ambición, energía, confianza en sí mismo, compromiso, sinceridad, interés en ayudar a otras personas… todas son cualidades que definen a los líderes, pero si debemos destacar unos distintivos del líder político por encima de otros es, además de la credibilidad, su visión, su anticipación hacia el futuro y su capacidad para promover el cambio.

Confundimos a los líderes con personas carismáticas. Sin embargo, un líder es algo más que tener carisma y seguidores. A eso más bien se le podría llamar dirigente. El concepto de liderazgo es más amplio. Está relacionado con el proceso de guiar a otros para alcanzar un objetivo, y para ello hay que tener la audacia y la capacidad de entender la sociedad a la que se lidera.

Este enfoque se denomina “nuevo liderazgo” y su esencia, definida por Alan Bryman, reside en la capacidad del líder para “definir, articular y comunicar eficazmente una visión en el seno de su organización, aunque ésta pueda ser tan vaga como un sueño o tan precisa como un objetivo o misión”.

Este modelo de liderazgo ha sido empleado para explicar los extraordinarios cambios sociales y políticos de figuras como Charles de Gaulle, Franklin D. Roosevelt, Nelson Mandela, Gandhi o Martin Luther King. Todos ellos desarrollaron una motivación inspiradora, una capacidad de influencia y un estímulo intelectual que impulsaron cambios sociales a gran escala.

Winston Churchill, Lincoln, Obama o John F. Kennedy también fueron buenos líderes porque tuvieron un excelente mensaje, comunicaron bien y dejaron huella.

Las personas se convierten en líderes por la forma en la que actúan en las crisis. En estos ambientes de extrema dificultad es donde deben exhibir su capacidad para tomar decisiones. En nuestro país tenemos ejemplos recientes de dirigentes políticos que, a su falta de carisma, suman escasa habilidad para promover el cambio y decisiones desacertadas en momentos críticos.

En opinión del estratega Antonio Sola “en el siglo XXI hay un vacío de liderazgos fuertes, y la llegada de Trump nos debe hacer reflexionar sobre qué está pasando”. Desde el punto de vista estratégico, hay que construir esos liderazgos porque “necesitamos tener líderes decididos a hacer lo que tengan que hacer para cambiar las cosas que están mal en nuestro mundo”.

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp

Suscríbete al Blog

Más artículos publicados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *