Durante su vida política activa, a Mariano Rajoy le gustaba decir que “la actividad física sienta bien para todo y, además, no se molesta a nadie”. En su maleta nunca faltaban las zapatillas deportivas, y si amanecía en Moncloa, sus primeros momentos del día los pasaba en la cinta del gimnasio del complejo presidencial. Como Rajoy, el actual presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, también tiene una meritoria trayectoria deportiva que no descuida, igual que los actuales líderes de los principales partidos de la oposición. Ellos acaban de concluir una exigente campaña electoral, y ahora son los candidatos a las alcaldías los que se encuentran ya inmersos en otra carrera electoral. Mantener un buen estado de salud físico y mental permite llevar con éxito el sobreesfuerzo de estos días.
Pocas veces caemos en la cuenta que tras la figura del político hay una persona expuesta a renuncias personales y a un severo nivel de vida que le obliga a tener disciplina, cuidar sus horarios y abandonar muchos placeres. Es la sacrificada vida del político.
No se trata sólo de trabajar mucho y bien, sino que para tener éxito en política también es importante organizar la propia vida. Y esto es casi una obligación cuando llega el momento de la campaña electoral, quince días de dura competición, con jornadas maratonianas donde unas veces no da tiempo a comer y en otros momentos se acumulan los almuerzos. Las campañas electorales no entienden de horarios, de lluvia, de calor o de frío, y tanto el candidato como su equipo tienen que estar preparados para afrontar tanto aquello que se ha planificado como los imprevistos que, querámoslo o no, van a aparecer en el momento menos oportuno.
Organizar la vida para afrontar el caos de la campaña electoral es parte de este ritual. Y aunque no se trate de una recomendación, sino de una obligación, aún hay candidatos que entienden este momento como una actividad más. Siguen viviendo como siempre, con horarios imposibles a los que acumulan más horas de trabajo, reuniones demasiado largas y poco efectivas, y una pésima administración del tiempo.
Una campaña electoral es sinónimo de estrés, prisas, jornadas interminables, ansiedad. Es un punto crítico en la vida del candidato, y hay que prepararse para afrontar dos semanas de vértigo, cargadas de tensión y altibajos emocionales. Ningún aspecto puede desatenderse, enfocando los nuevos hábitos al triple cuidado del cuerpo, la mente y las emociones.
El desgaste no es sólo físico, sino también mental. Por ello, los expertos aconsejan afrontar cada jornada en positivo, comenzando el día de buen humor para evitar que un estado de ánimo decaído pueda ocasionar un cansancio prematuro y que la tensión pueda afectar a la relación con los electores en las distancias cortas.
La fatiga mental también se puede prevenir, y para ello se recomienda evitar psicoactivos (cafeína, alcohol y drogas), dormir las horas suficientes, realizar estiramientos tanto al principio como al final del día, y adoptar posturas correctas durante la jornada.
Evitar el estrés y la ansiedad es otra de las máximas de las campañas electorales. Ayuda, según los expertos, el hecho de tener unas expectativas realistas, es decir, ser capaz de darlo todo por conseguir votos pero conociendo y asumiendo ciertas limitaciones. La angustia típica de estos momentos también puede minimizarse delegando en el equipo aquello que suponga una gran carga, lo que sin duda permitirá al candidato ser más eficiente.
Y, por más dedicación y entrega que suponga la búsqueda del voto, la desconexión mental es necesaria y aconsejable. Dedicar tiempo para la familia, los amigos y el ocio redundará en un estado general más saludable.
La consultora Diana Rubio, experta en Protocolo, ha elaborado un decálogo para que la salud de los candidatos se resienta lo menos posible durante los días de campaña:
1. Realizar una planificación semiestricta, donde imprevistos y cambios deben estar también contemplados, y se conozca de antemano la agenda del día para poder preparar con tiempo todos los mensajes.
2. Comenzar el día de buen humor, siendo positivo y alegre; un estado de ánimo en horas bajas acelerará el cansancio, la tensión y la irritación propios del momento.
3. Hacer ejercicio de manera habitual, al menos tres veces por semana.
4. Estar hidratado ayuda a estar más despierto. Beber entre 1 y 3 litros de agua diarios reduce la sensación de cansancio.
5. Llevar una dieta sana, con alimentos ligeros, frutas y verduras. Evitar comidas copiosas antes de un mitin porque produce sueño, y prescindir de algunos alimentos, como ajo o cebolla, si se va a tener contacto directo con ciudadanos o con la prensa.
6. Utilización de protección solar si se va a estar al sol.
7. Evitar la exposición continua a cambios de temperatura provocados por los aires acondicionados y la ingesta de bebidas muy frías para prevenir resfriados, afonías y otros males.
8. Dormir un mínimo de 7 horas permite al cuerpo recargar pilas. También ayuda a descansar la mente, lo que permite estar más avispados ante posibles preguntas o en los debates.
9. No fumar en exceso y, preferiblemente, anular cualquier sustancia que no sea beneficiosa para la salud.
10. Llevar una higiene rigurosa que evite contraer alguna infección por la propia sudoración y lavarse las manos de manera constante.
Todos estos consejos que permiten afrontar con garantías la situación de sobrecarga física y emocional de una campaña. Los electores ven además con buenos ojos que los políticos lleven una vida saludable porque lo asimilan a una gestión saludable. Las aficiones deportivas hoy son ampliamente compartidas por la sociedad, y los votantes se sienten más próximos a los políticos que practican deporte.
A la vista del aspecto físico que presentan políticos como Pedro Sánchez, Emmanuel Macron. Borja Sémper, Justin Trudeau o Barack Obama, por citar sólo algunos, todo hace pensar que la política no está reñida con la vida saludable.










