Que el ataque es consustancial a la política es una obviedad. Algunos, los más mediocres, creen incluso que ésa es la única manera de ser y estar en esta actividad, y confunden el juego activo con jugar al ataque. La contraparte del ataque es la defensa. Defenderse de una arremetida del adversario no es plato de buen gusto, pero como en el ajedrez, todo político que desconozca el arte de la defensa puede considerarse un jugador incompleto. Lo más valioso que tiene un político es su imagen y, si la pierde, lo pierde todo, de ahí que tan importante sea atacar como defenderse.
Todo político va a pasar tarde o temprano por el desagradable trance de ser atacado. Si aun sabiendo esto decide continuar en política, lo más inteligente es evitar por todos los medios estar sometido a los planes del contrario. Para ello han de tomarse las medidas oportunas que lo refuercen, evitando al mismo tiempo el desmoronamiento del partido y movilizando las piezas necesarias para sostener la defensa. Se trata, en definitiva, de contar con una estructura fuerte que permita resistir las embestidas del contrario, y hasta contraatacar luego.
Igual que en el ajedrez, en política el objetivo es dar mate al rey (candidato o dirigente) y esto puede suceder en cualquier fase de la partida: apertura, medio juego o final. Siguiendo el símil ajedrecístico, el rey debe ser resguardado en los primeros compases de la partida, y los peones (el partido) son un factor importante en su defensa.
El estratega chino Tzu Sun recomendaba en El arte de la guerra que la mejor forma de defenderse es estar siempre alerta y atacando. En política, se tiene erróneamente asumido que la defensa es esperar a que un adversario lance una agresión y estar preparados para sostener sus ataques, cuando en realidad el secreto está en lograr que nunca el adversario llegue a acercarse. Estar innovando (atacando) y no dar un respiro a la competencia es una estrategia para protegerse en política y se asemeja a la defensa activa que llevan a cabo ajedrecistas de la escuela rusa, procurando combinar estrechamente la defensa con la elaboración paulatina del contrataque.
Mejor prevenir que curar
Parafraseando a Mariano Rajoy, el ataque “no es una cuestión menor”, porque siempre provoca un daño, por pequeño que sea. No hay que volverse loco ni perder la perspectiva porque también en esto, como casi todo en política, importa más lo que el público percibe que la realidad objetiva.
No correr riesgos es una manera de minimizar los posibles efectos negativos. El padre de la consultoría política, Joseph Napolitan, aconseja en su conocido libro 100 cosas que he aprendido en 30 años como asesor de campañas electorales adelantarse a las campañas negativas: “si hay algo en la trayectoria de vuestro candidato que con certeza va a salir a lo largo de la campaña, a veces es mejor ventilarlo pronto y despejarlo del camino. Realmente recomiendo esta estrategia sólo cuando se esté virtualmente seguro de que la oposición lo conoce y va a utilizarlo. Y, por supuesto, depende mucho de lo que se trate”.
Al igual que el ataque, la defensa en política también se aprende. Consta de cinco movimientos, según la división que realiza el experto en psicología política, Daniel Eskibel.
El primer movimiento defensivo es la preparación. Partiendo de la base de que el ataque es inevitable, no hay que dar argumentos al contrario, además de imaginar previsibles escenarios y preparar las respuestas. En esta fase es conveniente la monitorización del contrario para evitar sorpresas.
El segundo movimiento defensivo es un diagnóstico rápido y preciso del ataque atendiendo a los daños, el alcance, así como el prestigio y la credibilidad del atacante.
El tercer movimiento plantea una duda existencial: ¿contestar o no contestar? Hay que evitar los dos errores más comunes, que son guardar silencio siempre o no responder nunca. Qué hacer tras el ataque tiene mucho que ver con el diagnóstico realizado en la fase anterior, teniendo en cuenta que cuanto peor sea la acusación y mayo el alcance y el daño, más necesario se hace dar una respuesta.
El cuarto movimiento defensivo es la estrategia que se debe llevar a cabo en caso de responder, y que se limita sólo unas cuantas opciones posibles: reducir la responsabilidad personal del candidato, reducir la negatividad misma del acto o reducir el castigo que se va a recibir por parte del público.
El quinto movimiento plantea un plan de acción en caso de ser necesaria la respuesta y basado en la estrategia decidida en el punto anterior.
Existen dos razones para la defensa: evitar perder votos y que el oponente los gane. En líneas generales, una respuesta a un ataque significa implícitamente el reconocimiento de que la agresión ha impactado en la línea de flotación del candidato y abre la puerta a embestidas en la misma línea. Sin embargo, si el ataque ha hecho diana, hay que responder de alguna manera, según el consejo del consultor político Mario Elgarresta, quien recomienda al candidato nunca responder directamente al inicio del ataque, sino que lo haga “alguien con imagen impecable y capaz de expresar indignación por la agresión”. Por su parte, Pedro Ortiz señala que, si un ataque contra el candidato sólo es noticia durante 24 horas, “casi siempre se puede ignorar”.
En caso de optar por responder al ataque, nunca hay que hacerlo pensando en el atacante, sino en su público objetivo, evitando expandir la respuesta en medios de comunicación que estaban ajenos al tema y focalizándola en el asunto en cuestión para no abrir nuevos frentes de conflicto. Brevedad, sencillez, respuestas simples y fáciles de comprender y evitar falsas afirmaciones u otras declaraciones que puedan dar lugar a réplica son también buenas prácticas en el arte de la defensa, para el que Eskibel recomienda “menos argumentos y más fuertes”.
El ataque es inevitable, está en la naturaleza humana. En el contexto político actual, es el pan nuestro de cada día, y se hace más necesario que nunca las enseñanzas de Tzu Sun: “la invencibilidad es una cuestión de defensa. Prepárate para ser invencible, con la finalidad de preservarte”.










